lunes, 27 de septiembre de 2010

Impresiones generales de Nicaragua

              El andar viajero que buscamos se aprende de tanto hacerse, de modo que fue en Nicaragua donde empezamos a indagar y reflexionar un poco más allá de lo superficial del que siempre está de paso. 
       La manera de mirar se aprende. Esto es lo que intentamos perfeccionar a diario, ya que hay que desprenderse de los preconceptos, de lo adquirido y esperado para poder recibir lo que viene con gratitud y una actitud abierta al aprendizaje continuo.

        Nuestras reflexiones se desprenden de nuestras vivencias y son absolutamente personales, sin pretensión de absoluto sino cargadas de emociones, sinceridad y de la sencilla inquietud de compartir lo que nos pasa...











NICARAGUA
SEGUNDA ETAPA


     
 La gente de Nicaragua es muy cálida y generosa, a veces algo introvertida, pero si siente que puede ayudar no se priva de dar su amistad y abre fácilmente las puertas de su casa y las de su corazón.
    Es un país de tradiciones que se siente orgulloso de su folklore: le gusta mostrarlo y compartirlo. En las casas no falta la mecedora que invita a sentarse y compartir una charla entre amigos o un momento de introspección silenciosa.


La tierra es generosa y muy rica. La naturaleza deslumbra con sus bellos y variados paisajes, los volcanes y el lago -al que ya no se lo respeta como antaño- no han perdido su carga de misticismo y de leyendas.
    
    
 Creo que cualquier persona en otra tierra percibe con mayor facilidad lo diferente. Nuestras impresiones parten de lo que nos ha llamado más la atención y no pretenden ser más que eso: una mirada.




¿En qué hablan?
Que qué extraño que hablemos tan bien el español... porque a otros gringos no se les entiende ni papa.
Que si hablamos chino.
Que cantemos el “Feliz cumpleaños” en nuestro idioma.
Que si hablamos español y con un acento distinto del centroamericano somos españoles: de fijo.
(Basado en frases y conversaciones y experiencias reales que hemos sostenido tanto en Costa Rica como en Nicaragua)


Al principio, sobre todo, nos chocaba que nos dijeran gringos o se acercaran hablándonos en inglés. No sólo porque no manejamos ni un poco ese idioma sino porque nos sentíamos insultados, excluidos como latinoamericanos. Nos surgía la inmensa necesidad de identificarnos por lo que somos: sudamericanos.
         Con el tiempo nos acostumbramos y fuimos queriendo entender en qué se basaban las clasificaciones. ¿Qué es ser gringo en estos países? En principio nada bueno, como creo que ocurre en cualquier parte de Latinoamérica. Pero la pregunta es: ¿por qué semejante confusión cuando no hablamos ni nos vestimos ni vivimos ni comemos ni viajamos como gringos?  Las respuestas halladas hasta el momento son varias (posiblemente no las únicas):
-el color de la piel (somos un poco más claros que la mayoría)
 -nos vestimos diferente (todavía usamos las 3 pilchas que nos trajimos de  Argentina)
-hablamos con otro acento (el español tiene una generosa cantidad de dialectos)
        -no somos del lugar
En resumen: somos extranjeros.
  
      
Percibimos que para el común de la gente todo extranjero es sinónimo de gringo. Y cuando nos escuchan hablar y se dan cuenta que manejamos el idioma, entonces somos españoles.
Argentina puede resultar familiar porque adoran a Messi pero muchos no saben dónde queda ni qué idioma se habla allí. Entonces empiezan nuestras mínimas lecciones de geografía y cultura general. La mayoría es gente que no ha salido de su país y piensa que fuera de Centroamérica y Méjico, sólo los españoles hablan español.
Identificarnos como quienes somos, al principio era cuestión de reivindicación, de orgullo latino. Ahora es para facilitar la comunicación, ya que la gente se abre más, se interesa en conocer sobre nosotros y nuestra cultura y se genera cierta identificación al hablar de la realidad de nuestro país, tan tercermundista como éste. Hubo gente que se mostró contenta al descubrir que no sólo en Nicaragua existe pobreza y corrupción.
Por otro lado, nos sirve para sacarnos de encima a los oportunistas que encubren interés con simpatía, siempre listos para sacar provecho del ingenuo o distraído. Si se acercan hablando inglés  les explicamos que no podemos conversar con ellos porque no entendemos esa lengua (es muy divertido ver su desconcierto) y cuando comprenden que no tenemos más de lo que ven, se alejan sin saludar siquiera.
         
    
A veces tengo la impresión que en nuestras tierras latinas el desprecio al gringo es lo que nos identifica...triste manera de construir la identidad... Pero lo aceptamos si conviene, claro.
Tanto en Costa Rica como en Nicaragua hay mucha influencia gringa, mal que les pese. Creo que en Nicaragua el rechazo explícito es mayor por una cuestión histórica más reciente: el gringo fue el enemigo de la revolución, es cierto...o uno de los enemigos al menos, y al fortalecer ese lugar Nicaragua toda puede unirse en un odio que salva distancias. Pero es triste ver cómo ese odio es utilizado como bandera política por una clase dirigente que intenta redimir sus fracasos o traiciones revolucionarias haciéndolo responsable y transformándolo en un fantasma liberal. El gringo o los poderosos de por allá arriba, mejor dicho, son los nuevos colonizadores, cómo negarlo. Pero aquí se los convierte en responsables de la miseria del pueblo, en los restos de un tiempo pre-revolucionario que no se ha logrado todavía restaurar. Eso permite al oficialismo gritar a los cuatro vientos que la tarea de la revolución no ha concluido, justificando así la necesidad inminente de una pronta reelección...
 El oficialismo alimenta el odio al gringo y se apropia del discurso revolucionario, eso le permite desviar las miradas de la dura realidad de un pueblo que se ve obligado a emigrar escapando de la miseria o a rentar la poca tierra que le queda (y que no puede trabajar) a empresas gringas o europeas que siguen sacando su tajada. Realidad altamente contrastante con la de una clase dirigente revolucionaria que se ha enriquecido vergonzosamente en esta patria “cristiana, socialista y solidaria”.


tarde en el parque

tarde de folklore







Costumbres o qué sé yo...

Que no nos enfermamos por bañarnos de noche... ni después de la siesta... ni después ni antes de comer... ni cuando hace calor...o frío...o nieva o truena o...tampoco, señora, no. Nos enfermamos, sí, pero por otras cosas.

Que tampoco nos enfermamos por comer cuando nos levantamos de la siesta, déjeme merendar mi fruta, por favor.

Mi compañero no es drogadicto por no usar camisa, es que hace 40º a la sombra y con tanto pelo en pecho el pobre sufre sofocón...

Que el niño no será rebelde cuando crezca por no usar camisa y estar descalzo en pleno verano, señora, no. Si lo visto se brota todo, déjelo que disfrute de la libertad de sentir el aire sobre la piel...es lindo, ¿no?

No decida por mí la alimentación de mi hijo, por favor...ni la mía tampoco... Si vinimos hasta acá en bici y sin enfermarnos...nuestra dieta tan mala no debe ser...

El niño no reconoce las figuras de su religión, señor, señora, no espere de él respuestas que no dará.  Y no le diga, por favor, que Dios lo castigará y el pastor se enojará para que obedezca...no, tampoco le diga que se lo comerá el gato. Apostamos por un camino alejado del temor. Si le da razones lógicas verá cómo cambia su conducta (no subestime su inteligencia ni la de otro niño, son seres pequeños pero inmensamente sabios).

A veces cansa explicar tanto nuestra cultura y lo que somos...Queremos aprender a no cuestionar la ajena para poder entender mejor la diferencia.

(Basado en frases y conversaciones y experiencias reales que hemos sostenido tanto en Costa Rica como en Nicaragua) 







Alimentación, salud:
 La alimentación se basa en fritos. Lo que más hemos visto comer a la gente es arroz, frijoles, plátanos, cuajada y tortilla. 
 En Costa Rica hemos visto que la tierra tiene una riqueza enorme y muchas veces no se la valora; en Nicaragua, da la sensación que no se la aprovecha. Pareciera que no se animan a combinaciones nuevas ni a explorar las variantes que da la tierra.




tarde de nacatamales
tarde de frijoles





Tenemos la impresión de que la gente no sólo no come acorde a las bondades de la tierra sino que tampoco se viste acorde a las latitudes. Sufrimos calor viendo cómo los niños son encajados en gruesos pantalones de jeans y zapatos de cuero cerrados. Los bebés son expuestos a las mangas largas, medias (o calcetines) y mantas. Los niños no tienen permitido andar sin camisa o remera y las niñas menos, por ser niñas...Hemos escuchado que en los niños es por una cuestión de elegancia y en los bebés para protegerlos del mal de ojo, pero ignoramos si siempre esa es la razón. Hombres y mujeres usan mucho jeans y nylon, cuesta conseguir pantalones de tela liviana en tiendas comunes y mercados, tampoco se ve gente de cortos, por ejemplo. En el mar se bañan vestidos, el cuerpo parece ser tabú.

Se gasta mucho en farmacias...nos sorprende la cantidad que hemos visto tanto aquí como en Costa Rica, a veces hasta 4 por cuadra. Nos ha llamado la atención la dentadura de la gente: niños con dientes enchapados, comidos por las caries a la temprana edad de 3 años... Nos ha sorprendido también el alto consumo de gaseosas y embasados.
       
         El aborto terapéutico se prohibió luego de la revolución porque había que amigarse con la iglesia...”tranquilos -se les dijo- es hasta que todo se calme un poco...” . Todavía sigue la prohibición con pena de cárcel a la mujer que decida hacerlo (por sus propios medios o con asistencia) y al médico que se atreva a practicarlo. Cabe aclarar que el aborto terapéutico se trata de una intervención que se considera necesaria en favor de la vida: cuando la vida de la madre corre peligro (muchas veces éstas sufren enfermedades terminales), a veces con el agravante de la certeza de la muerte del bebé y en casos de incesto y/o niñas violadas. Esto ha incrementado considerablemente la muerte de mujeres embarazadas o en el momento de dar a luz.

       
        Hay gran escasez de agua y poca consciencia al respecto. Al principio la pedíamos con vergüenza, hasta que nos cansamos de ver el derroche a pesar de que en gran cantidad de hogares nicaragüenses el corte de agua es una realidad diaria y en ciertas zonas hay una escasez dolorosa.







Un recortado vistazo a la realidad social:
        
       
          El campesino no puede vivir trabajando la tierra porque lo que debe invertir es más de lo que saca de ganancia. De modo que es frecuente que las nuevas generaciones se vayan a vivir a las ciudades o viajen a Costa Rica en busca de un futuro mejor. Con frecuencia la gente de campo opta por alquilar sus tierras a grandes empresas que les pagan miserias pero les resuelve en lo inmediato. El gran problema que está existiendo en zonas urbanas (por ejemplo las cercanas a la ciudad de León), es que hay empresas extranjeras que alquilan la tierra por 150 dólares la hectárea para sembrar maní: si a los dos o tres años no se varía el cultivo, la tierra queda inutilizada, el chacarero sin su limosna ni su terreno y el empresario con sus millones, lejos, impune, en busca de otro pobre que se contente con salvar el plato de arroz y frijoles del día. Hay gente que ignora el problema y otra que no, pero que decide someterse y ver en dos años cómo resolver el nuevo e inquietante problema que se le presentará...
       La revolución fue campesina...la promesa fue de repartición, igualdad y justicia... Me pregunto dónde quedó la fuerza y convicción del reclamo y la protesta...
   Otra vez la vieja historia: líderes revolucionarios enriquecidos e incapaces de respetar la libertad y las promesas por las que tanta gente dio su vida.

   
Hay marcadas diferencias entre estratos sociales y no me refiero sólo a la obviedad del poder adquisitivo sino a una diferencia de trato, por así decirlo. Hemos presenciado diversas situaciones en las que gente que se sabe con acceso a determinados niveles de consumo y de cultura trata a los que no los tienen con displicencia. Ambos sectores marcan la diferencia cristalizando sus respectivos lugares, cristalización que determinará relaciones, posibilidades, logros y frustraciones.
   Creo que por eso, el que podamos nosotros transitar impunemente tanto en uno como en otro espacio  (dependiendo del disfraz que nuestro ángel del momento traiga, de los espacios que se nos abran y de lo que el universo nos depare) crea confusión, curiosidad, desconcierto y hasta incredulidad en mucha gente. No pocas veces los de esferas altas nos ven como indigentes y los de las bajas nos ven como gringos ricos disfrazados. En cuanto nos ven de más cerca se dan cuenta que no somos ni una ni otra cosa, entonces viene la difícil tarea de encontrar un rótulo que nos etiquete:
          ¿quiénes son?, ¿por qué viajan?, ¿por qué viven así?, ¿qué los motiva?, ¿qué pasa con sus familias?, ¿y ese niño?...¡ pobrecito!     
Pero...
         ¿por qué se los ve tan felices?, ¿cómo están tan sanos?, ¿por qué el niño no se enferma?, ¿cómo sabe tantas cosas , por qué es tan independiente?, ¿cómo no tienen miedo?, ¿cómo viven sin tv ni celular ni casa ni auto ni...? Y tantos felices etcéteras.
    Ahí empieza el comienzo de las relaciones verdaderas: cuando uno pregunta y espera (realmente espera) la respuesta, empiezan a vislumbrarse las posibilidades de un conocimiento más auténtico.




La familia.

     Las mujeres, sobre todo, que son las que se permiten opinar sobre el vivir cotidiano y en muchos casos, lamentablemente, sobre nada más, quedan sorprendidas por nuestras formas primero y luego se obsesionan con cambiarlas e imponernos las propias...
     En algunos casos pretenden, al menos, “salvar” a nuestro niño, acostumbradas como están a intervenir en las vidas de sus hijos y de sus nietos, olvidando que nosotros no tenemos con ellas ni pretendemos ninguno de esos parentescos...
      No pocas veces nos han preguntado por qué motivo no hemos dejado al niño con sus abuelos, previendo de ante mano una mala relación con ellos o imaginando a ancianitos decrépitos incapaces de hacerse cargo de un nieto o incluso pensando que ya no existen, y a veces les ha costado unos minutos de inmovilidad antes de reaccionar ante la respuesta: “Porque este viaje es por él y para él, porque no se nos pasa siquiera por la cabeza ...”. Al principio nos resultaba muy duro tener que soportar que se relacionaran con nuestro hijo conmovidos por la lástima, hoy sabemos que Nahuel se encarga por sí mismo de darles lecciones de vida y disfrutamos esperando la maduración de ese proceso: la lástima va tornándose en sorpresa y termina convirtiéndose en admiración y respeto. No hay maestros tan sabios y eficaces como los niños quienes, al no tener, naturalmente estructuras, rompen con las que encuentran al paso ante la mínima oportunidad.

     Los matrimonios se concretan a muy temprana edad, muchas mujeres son madres en la adolescencia. La inclinación sexual de una persona de 30 años sin hijos pasa a ser sospechosa, se la  convierte en gay o lesbiana aunque tenga pareja heterosexual. No está permitido decir que los hijos no forman parte del proyecto de vida.
     No está bien visto que una persona joven y mayor de edad decida hacer su vida fuera de la casa de sus padres, muchas veces la familia no lo entiende y castiga ese deseo de independencia. Los padres  se imponen en las decisiones de sus hijos sin importar la edad ni el estado civil que estos tengan.
   Es un país de dos madres: la biológica y la de crianza. Es moneda corriente encontrar generaciones  de hijos criados por abuelos que tampoco han criado a sus propios hijos.
   



Algunos de los problemas sociales más evidentes:

     Existe mucha violencia familiar. Muchas niñas y adolescentes violadas y embarazadas, la violación incluso existe dentro del matrimonio también. Hemos conocido a mujeres que están convencidas que el hombre nica “es así”, que “Tiene todos los vicios pero es un hombre bueno”, “Me pega pero nunca me hace faltar de comer” y tantos etcéteras. El feminicidio a manos de esposos, amantes, novios o ex parejas es tan frecuente que alarma, y da escalofríos escuchar justificativos como “Se  me metió el diablo adentro” ,”No sé qué me pasó”, “Ella me provocó”, “Me puse fogoso” , “Estaba tomado”, “Hay que domar a la mujer” , “Le pego porque la quiero”  y tantísimos argumentos inconsistentes avalados por la opinión popular y por medios de comunicación.
      El problema de género es muy grave en esta sociedad, el patrón se repite en la familia, la escuela, la universidad, el trabajo, la política, la iglesia...Es casi una norma social pero, felizmente, otras instituciones -amparadas en general por organizaciones extranjeras- están intentando revertir trabajando con mujeres, jóvenes, adolescentes y niñas y, lamentablemente, en menor medida con varones.

    El alcoholismo es otro problema serio y generalizado, no importa el nivel de educación ni económico. Una vez escuché decir a un nica, con tristeza,  “El nuestro es un país de borrachos”...y ningún otro nicaragüense presente lo contradijo.

      La sumisión alarma. A pesar de que hace pocos años atrás fue un pueblo de armas tomar, hoy es silencioso y contemplativo. Sus derechos son aplastados desde los choferes y copilotos de buses que cobran lo que quieren, según la hora y la portación de rostro, que tocan el culo de las mujeres que consideran digno de ser tocado mientras las “ayudan” a subir a vehículo (no es metáfora); hasta el gobierno que utiliza el pasado revolucionario para mantener el status quo, castiga la crítica o protesta, la manifestación de descontento, el pensar diferente... 



Pero también hemos tenido la suerte de conocer a personas con gran lucidez mental que luchan por sus derechos identitarios y agrupaciones que unidas defienden la diversidad sexual, el aborto terapéutico, la igualdad de género, la justicia... con las que nos solidarizamos y a quienes les deseamos el éxito que se merecen.

La religión
    Tarde o temprano llega la temida e inevitable pregunta: “Y ustedes, ¿de qué religión son?”. No se acepta una respuesta vaga y menos aún la negación de la existencia de Dios. Cuando esto se presiente, acontece una lluvia de afirmaciones y, en el mejor de los casos, una prédica que nos obliga a decir que Dios existe y que creemos y nos encomendamos a él.


Nos asombra considerablemente cuando esto sucede en el contexto de una institución pública, por ejemplo. Tuvimos una experiencia particular en el hospital de León (afortunadamente, el único que conocimos desde adentro) . Claro, no es fácil ignorar los altares con Vírgenes que existen en cada piso, de hecho es muy llamativo y hasta bastante inquietante. Pero nos ha sorprendido considerablemente escuchar diálogos entre médico y paciente como el siguiente:

         paciente:-Cómo tengo el azúcar, doctor.
         médico-Salió bien, señora.
         paciente-Gracias a Dios.
         médico-¡Gloria a Dios! ¡Gracias a Dios!
  Y acto seguido el paciente se va sin recomendaciones nutricionales o científicas de cómo debe cuidarse para que el azúcar en sangre -gracias  al proceder individual responsable y a Dios, si se quiere-, no suba.

 Todo esto nos sorprende pero se comprende en el marco de una sociedad altamente religiosa (la religión se impone desde las diversas instituciones incluyendo la política, por supuesto, ya que el gobierno actual se identifica como “cristiano, socialista y solidario”...). Pero de ahí a que en el cuestionario de admisión del hospital, por ejemplo, o en uno de los miles de cuestionarios inconsistentes a los que te exponen los practicantes que infectan los pasillos, te obliguen a decir que creés en Dios, hay una diferencia... Digo que te obligan porque hasta no obtener una respuesta satisfactoria no pasan a la siguiente pregunta.


Hay mucha cerrazón a aceptar lo diferente, a veces por prejuicio, otras por ignorancia o desconocimiento. En general se trata de gente que nunca ha salido de su país y muchas veces ni siquiera de su ciudad o pueblo y cree que el mundo es como se lo ha imaginado, es decir, igual al  propio.

    Los seres humanos en general nos movemos entre prejuicios y mitos y nos sentimos seguros al negar otras formas posibles de vida: abrir el panorama implica aceptar la posibilidad de otras opciones , abrir las puertas a la inseguridad, arriesgarse a que certezas ficticias se resquebrajen y se conviertan en repeticiones incansables que se mantienen en pie simplemente por no habernos tomado la molestia de preguntar: “¿ y por qué?”

   Muchas veces, las situaciones que hemos vivido quedan ilustradas en un cuento que sigue dándonos la respuesta ,y que dice así:



“Había una vez, una joven que cocinaba bajo la mirada atenta de su hermanita menor el plato del día: salchichón.

La joven puso al fuego una cacerola con agua y cuando ésta rompió en hervor, tomó cuidadosamente un hermoso salchichón que colocó sobre la mesa de madera. Afiló cuidadosamente el cuchillo y se dispuso a cortar simétricamente ambas puntas del embutido con una precisión asombrosa. Una vez amputado el alimento, lo dejó caer sobre el agua hirviendo.

La niña, que no había perdido detalle, preguntó:

-¿Por qué cortás las puntas del salchichón?
-Pues...porque así me lo ha enseñado nuestra madre- contestó la mayor.

La joven, sorprendida, nunca se había preguntado algo semejante, y no sólo no pudo satisfacer la curiosidad de la niña, sino que ahora la duda la habitaba a ella misma. De modo que se dirigió a su madre con la misma pregunta que su hermana le había hecho y grande fue su sorpresa cuando su madre respondió:

-Porque así me lo ha enseñado mi madre.

Hijas y madre se dirigieron a la madre de esta última para interrogarla acerca de este accionar. La anciana, levantó la vista del tejido, y tras una breve pausa, respondió:

-Pues...qué pregunta es ésa...porque así me lo ha enseñado mi propia madre.

Todas las mujeres se dirigieron, curiosas, ante la más vieja y le preguntaron, ansiosas:

-¿Por qué motivo has dicho que al salchichón deben de cortársele los extremos para ponerlo a cocinar?

La anciana, sorprendida ante la visita tumultuosa de su descendencia, escuchó con seriedad el planteo. Levantó silenciosa la mirada hacia el cielo, y luego de unos instantes, respondió:

-Pues...porque no entra entero en mi pequeña cacerola.